El coloso de Berlín

El Giraffatitan, simplemente impresionante.

El verano pasado tuve el placer de disfrutar de uno de los mejores museos de historia natural de Europa. El Museum für Naturkunde (Museo de Historia Natural) de Berlín. Tal y como hice con la exposición de Dinopétrea, os ofrezco una visita virtual a la sección de dinosaurios del Museum für Naturkunde a través de mis fotos. Son 7 los esqueletos montados de dinosaurios que vamos a ver, entre los cuales se encuentra el esqueleto montado más alto del mundo, el del Giraffatitan brancai (antes Brachiosaurus brancai), además del excepcional fósil de Archaeopteryx lithographica, que sea o no un dinosaurio, es un espécimen precioso.  Allá vamos.

La mayoría de los dinosaurios que se exhiben son fruto del colonialismo alemán a finales del siglo XIX, pues proceden de la formación Tendaguru, en Tanzania. Allí los alemanes encontraron algunos restos de vertebrados que se hallaban a la intemperie, lo cual motivó a los colonos a realizar allí una excavación de la que se obtuvieron 250 toneladas de restos fósiles, que fueron trasladados a Berlín. Y es por eso que casi todos lo dinosaurios allí exhibidos son del Jurásico superior (hace unos 150 millones de años) de Tanzania.

Elaphrosaurus, el terópodo mejor conservado de Tendaguru.

El dinosaurio de la foto superior es el Elaphrosaurus, un terópodo carnívoro no muy grande y de difícil clasificación. Este es el terópodo más completo que se encontró en Tanzania, aunque desafortunadamente el cráneo no fue hallado, así que la cabeza que se muestra en el museo es un hipotético cráneo basándonos en su pariente más cercano, Ceratosaurus. Como he dicho antes, su clasificación nunca ha estado muy clara, pues se le ha emparentado con megalosáuridos, ornitomímidos y celofísidos, aunque ahora se le considera como un miembro primitivo de los ceratosaurios.

Detalle del pie del Elaphrosaurus. Aquí se aprecia la longitud de los huesos metatarsianos (del tobillo) de este terópodo

En cuanto a la anatomía del propio Elaphrosaurus, era un dinosaurio ligero y probablemente muy veloz, debido al gran tamaño del metatarso y de la tibia respecto del fémur, un rasgo que se suele dar en corredores rápidos. Resulta muy tentador sugerir que Dysalotosaurus (pequeño dinosaurio herbívoro que veremos a continuación) era una de sus presas preferidas.

Dysalotosaurus, un pequeño corredor herbívoro.

Dysalotosaurus es un dinosaurio que fácilmente se puede confundir con el mucho más conocido Hypsilophodon. No obstante, Dysalotosaurus carece de los dientes premaxilares de Hypsilophodon y tiene un dedo menos en sus pies, además de otras diferencias menos apreciables. El Dysalotosaurus era un pequeño dinosaurio herbívoro, también muy rápido, cuya gran órbita nos indica que seguramente tenía una buena vista para detectar a los depredadores.

El sonriente Elaphrosaurus (izquierda) también quería salir en la foto.

Junto a ellos nos encontramos una réplica de Allosaurus, cuya cabeza ha sido sustituida por una reproducción en «carne y hueso» mientras que la réplica del cráneo se exhibe abajo. Francamente, preferiría que hubiesen dejado el cráneo con el resto de la réplica. Dejando a un lado la subjetividad, el Allosaurus también es del Jurásico superior de Tanzania, aunque lo que realmente se encontró en Tendaguru fueron unos restos bastante incompletos de los cuales se exhiben una tibia, una vértebra caudal y dos dientes. El Allosaurus es el gran carnívoro jurásico por excelencia, el depredador que pudo haber atacado a los grandes saurópodos de Tendaguru Dicraeosaurus y Brachiosaurus. Las grandes fenestras (agujeros) de su cráneo aligeraban peso en la parte delantera del animal, lo cual perimitía que conservase unos brazos relativamente grandes para un terópodo tan pesado.

El Kentrosaurus, primo africano del famoso Stegosaurus.

Otro interesante dinosaurio traído de Tanzania es el Kentrosaurus. Al contrario que su pariente americano, el Stegosaurus, seguramente no usaba las placas como herramienta termorreguladora, sino con función intimidadora o defensiva ante los depredadores, aunque tal vez sí reservase las placas más próximas a la cabeza (anteriores) con fin termorregulador. Como todos los estegosaurios, tenía un cráneo muy pequeño y una cola armada con dos pares de espinas caudales muy largas, para embestir a quién intentase atacarle. También merece la pena observar su fuerte cintura escapular rematada con dos espinas en los hombros, para proteger los flancos del animal.

Nótense las altas espinas dorsales y el cuello relativamente corto para ser de un saurópodo.

Ahora vamos con los saurópodos, cuyos esqueletos ocupan la parte central del hall. En primer lugar tenemos al Dicraeosaurus, un pariente cercano del conocido Diplodocus que tenía una serie de características que le hacen distinto de los demás diplodocoideos. Para empezar tenía un cuello bastante corto y ancho para lo que suele darse entre los saurópodos, lo cual le permitía tener también una cabeza mayor de lo normal en proporción al cuerpo. No era especialmente grande (alcanzaba un máximo de 20 metros de largo) y tenía unas espinas dorsales (o espinas neurales o neurapófisis) especialmente grandes y en forma de «Y», donde se insertaban los poderosos ligamentos que mantenían elevados el cuello y la cola. También procede de Tanzania.

Diplodocus, el saurópodo más popular con diferencia

La réplica de Diplodocus carnegiei no podía faltar, pues si lo hay en Chicago, Londres, Madrid, Fráncfort, y La Plata (además del original en Pittsburgh, EEUU), Berlín no se iba a quedar atrás. El Diplodocus no es uno de los dinosaurios más populares por casualidad, pues fue a principios del siglo XX cuando todas estas réplicas fueron repartidas entre tan diversas ciudades. El Diplodocus es el saurópodo por excelencia, con sus 27 metros de longitud, su larga cola en forma de látigo y su inmenso cuello  paralelo al suelo. Sin embargo, esta réplica de Diplodocus, que impera como líder de los museos de historia natural de Madrid y Londres, queda ensombrecida aquí por un titán aún mayor.

Delante, el Diplodocus, detrás, el coloso de Berlín.

El inmenso Giraffatitan brancai (antes Brachiosaurus brancai) es ni más ni menos que el esqueleto montado más alto del mundo, y probablemente el de un animal terrestre más pesado. Con 13’27 metros de altura, el gigantesco saurópodo de Tanzania se erige sobre el gran salón de los dinosaurios de Berlín, mirando muy por encima del hombro al Diplodocus y frustrando a los turistas que intentan plasmarlo entero en una fotografía. A diferencia de la mayoría de los saurópodos, el Brachiosaurus tenía el húmero ligeramente mayor que el fémur (204cm contra 203cm), y en total unas patas anteriores mayores que las posteriores, lo que le otorga una majestuosa postura erguida que continúa con su cuello ascendente hasta llegar a la diminuta cabeza.

La longitud de su cuello es tal que su cabeza parece realmente pequeña allí arriba.

Pero el gran tamaño de esta bestia debía acarrearle problemas, especialmente a la hora de lograr que la sangre subiese todos esos metros desde el corazon hasta la cabeza. La solución fácil es decir que el Giraffatitan tenía un corazón excepcionalmente grande y musculoso capaz de bombear la sangre con mucha fuerza, pero dicha presión sanguínea podría haber sido demasiado para los capilares más finos y reventarlos. Por eso es probable que tuviese algún tipo de válvulas en el cuello que le ayudasen a evitar el retroceso de la sagre, o incluso un segundo corazón específico para enviar la sangre a la cabeza (por especular que no quede). En resumen, aún nadie está seguro de qué hacía exactamente este bicho para no quedarse sin sentido.

También está el problema del peso, pues según estimaciones recientes podía superar perefectamente las 50 toneladas. Antiguamente se le atribuía a los saurópodos un caracter anfibio, suponiendo que en el agua habrían llevado mejor su peso, pero esta teoría está ya obsoleta. Bajo el agua, los pulmones del Giraffatitan no habrían sido capaces de aguantar la presión.

Lo más probable al fin y al cabo es que gracias a sus masivas cinturas escapular y pélvica, nuestro saurópodo se hubiese podido mantener en tierra sin grandes problemas.

El icono de la evolución. La fotografía está tomada el día 26 de julio de 2011, justo el día antes de que se cuestionara en la prensa su condición aviana.

Y por último, oculto en una pequeña sala y custodiado por un cristal (seguro que difícil de partir), se encuentra el fósil más simbólico de Alemania, el maravilloso Archaeopteryx lithographica. Descubierto en 1881, este fósil siempre ha sido considerado como un icono de la evolución por su mezcla de rasgos avianos y reptilianos. Yo mismo lo he visto nombrado como tal en mis libros de Biología y Ciencias para el Mundo Contemporáneo de 1º de Bachillerato, además de una larga lista de libros de dinosaurios de diversos paleontólogos. Al margen de la polémica generada por las últimas investigaciones sobre si Archaeopteryx se considera o no un dinosaurio, la belleza de este fósil con las impresiones de las plumas y el cráneo perfectamente conservado siempre será admirada.

Esta entrada fue publicada en Paleontología y etiquetada , , , , , , , , , , , , , , . Guarda el enlace permanente.

7 respuestas a El coloso de Berlín

  1. KRATES dijo:

    Muy buenas fotos de los fósiles, así es como deberían presentarse y darse a concoer más ampliamente los fósiles de dinosaurios, y no como los robots o «dinosaurios robotizados» de los parques temáticos que hacen ruido y meten algo de miedo a los niños, pero que no enseñan nada.

  2. El Grumete dijo:

    Impresionante. Pondré esta visita en tareas pendientes…

  3. Fonso dijo:

    Archaeopteryx es un dinosaurio sí o sí. O es un «verdadero» dinosaurio o es un ave y por tanto un dinosaurio XD

    ¡Buenas fotos!

  4. D.E.L dijo:

    Oooooo… quiero ir!!! quiero ir!!!
    Dios mío, tengo tantas ganas de ir a esos grandes museos!!!
    A Londres, a Paris, volver al de Madrid (Fui cuando tenía 3 años, así que me acuerdo del Diplodocus y poco más xD)… y desde luego a este!!!
    Eso sí el de Lourinhã los conozco como la palma de mi mano. Estuve 3 semanas trabajando allí. El mejor pequeño museo del mundo xDDDDDDD

  5. velocirrapta dijo:

    Muchas gracias, Enrique, por las fotos y la información, ya que por el momento tengo pocas posibilidades de visitarlo.

  6. Cuervo dijo:

    Que genial entrada, geniales presentaciones..
    Y sí el cráneo del Elaprhosaurus es uno de los enigmas de la paleontología, junto con el deinocheirus y otros 😦

    El dicraeosaurus no es muy cecano del diplodocus que digamos :/

  7. Dino dijo:

    ¡MAGNIFICA CRONICA!

Deja un comentario